jueves, 2 de junio de 2016

La ciencia en la escuela





                                                           ¿Cuál es la condición actual de nuestras instituciones para hacer presente la ciencia en la escuela? Si bien se han realizado esfuerzos para divulgar la ciencia y desarrollar programas de apoyo para acercar a los estudiantes al conocimiento científico, aún se carece de estrategias y criterios que mediante propuestas alternas den lugar a una nueva mirada del quehacer científico. Es necesario anular la banalidad, la pobreza de expectativas y los estilos burocráticos que traicionan y sacrifican la condición humana, los cuales son parte de la vida escolar cotidiana.
Derivado de lo anterior, el aprendizaje de las ciencias se ha reducido a la enseñanza de un método, a la neutralidad valorativa, a la experimentación como signo de la cientificidad, a la verificación de las deducciones a partir del planteamiento de hipótesis. No se considera que los protagonistas del quehacer científico y quienes lo estudian (científicos, maestros y alumnos) poseen historias de vida, estructuras neuronales, contenido informativo innato y adquirido, características fisiológicas, ocurrencias, sentimientos y deseos sobre los cuales construyen significados
La explicación de que la mente humana se estructura desde el desarrollo lógico de los esquemas cognitivos no es suficiente. La tarea de la mente es fabricar futuro, tal como lo expresó el poeta Paúl Válery. Una mente es fundamentalmente algo que anticipa, un generador de expectativas. Lo que convierte a algo en mente no es su composición, de qué está formado, sino aquello que es capaz de hacer (Denett, 2000) y a través de ella, apoyados en herramientas como la ciencia, la cultura y el arte, escalamos la montaña sin cumbre denominada conocimiento.
Los nuevos esfuerzos de divulgación ponen el acento en los problemas científicos y su relación con el hombre. No basta con presentar una lista de descubrimientos y nombres de científicos notables. Lo antes expuesto nos remite a convocar a una conspiración educativa fundamentada en la ciencia y que apoyada en una constelación de conceptos y categorías permitan entender y pensar en la nueva educación. Desde nuestra perspectiva, es urgente iniciar una larga introspección, un viaje a la conciencia individual y social para resignificar el guión de la ciencia para generar la invención de posibilidades.


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