¿Cuál es la condición actual de nuestras
instituciones para hacer presente la ciencia en la escuela? Si bien se han
realizado esfuerzos para divulgar la ciencia y desarrollar programas de apoyo
para acercar a los estudiantes al conocimiento científico, aún se carece de
estrategias y criterios que mediante propuestas alternas den lugar a una nueva
mirada del quehacer científico. Es necesario anular la banalidad, la pobreza de
expectativas y los estilos burocráticos que traicionan y sacrifican la
condición humana, los cuales son parte de la vida escolar cotidiana.
Derivado de lo anterior, el aprendizaje de las
ciencias se ha reducido a la enseñanza de un método, a la neutralidad
valorativa, a la experimentación como signo de la cientificidad, a la
verificación de las deducciones a partir del planteamiento de hipótesis. No se
considera que los protagonistas del quehacer científico y quienes lo estudian
(científicos, maestros y alumnos) poseen historias de vida, estructuras
neuronales, contenido informativo innato y adquirido, características
fisiológicas, ocurrencias, sentimientos y deseos sobre los cuales construyen
significados
La explicación de que la mente humana se estructura
desde el desarrollo lógico de los esquemas cognitivos no es suficiente. La
tarea de la mente es fabricar futuro, tal como lo expresó el poeta Paúl Válery.
Una mente es fundamentalmente algo que anticipa, un generador de expectativas.
Lo que convierte a algo en mente no es su composición, de qué está formado,
sino aquello que es capaz de hacer (Denett, 2000) y a través de ella, apoyados
en herramientas como la ciencia, la cultura y el arte, escalamos la montaña sin
cumbre denominada conocimiento.
Los nuevos esfuerzos de divulgación ponen el acento
en los problemas científicos y su relación con el hombre. No basta con
presentar una lista de descubrimientos y nombres de científicos notables. Lo
antes expuesto nos remite a convocar a una conspiración educativa fundamentada
en la ciencia y que apoyada en una constelación de conceptos y categorías
permitan entender y pensar en la nueva educación. Desde nuestra perspectiva, es
urgente iniciar una larga introspección, un viaje a la conciencia individual y
social para resignificar el guión de la ciencia para generar la invención de
posibilidades.
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