El sistema educativo debe facilitar la adquisición de esta cultura
científica y tecnológica, por lo que se hace necesario ofrecer una enseñanza de
las ciencias adecuada y pertinente en el tramo etario de la enseñanza
obligatoria.
Vivimos en una sociedad en que la ciencia y la tecnología ocupan un
lugar fundamental en el sistema productivo y en la vida cotidiana en general.
Parece difícil comprender el mundo moderno sin entender el papel que las mismas
cumplen. La población necesita de una cultura científica y tecnológica para aproximarse
y comprender la complejidad y globalidad de la realidad contemporánea, para
adquirir habilidades que le permitan desenvolverse en la vida cotidiana y para
relacionarse con su entorno, con el mundo del trabajo, de la producción y del
estudio. Las Ciencias de la Naturaleza se han incorporado en la vida social de
tal manera que se han convertido en clave esencial para interpretar y
comprender la cultura contemporánea.
La adquisición de una metodología basada en el cuestionamiento
científico, en el reconocimiento de las propias limitaciones, en el juicio
crítico y razonado, debe insertarse en todo proyecto de desarrollo de la
persona y colaborar en la formación de un ciudadano capaz de tomar sus propias
decisiones, ya que prepara y favorece una actitud crítica, razonable. Como dice
Gil (1996), «la influencia creciente de las ciencias y la tecnología, su
contribución a la transformación de nuestras concepciones y formas de vida,
obligan a considerar la introducción de una formación científica y tecnológica
(indebidamente minusvalorada) como un elemento clave de la cultura general de
los futuros ciudadanos y ciudadanas, que les prepare para la comprensión del
mundo en que viven y para la necesaria toma de decisiones».
La importancia de la enseñanza de las ciencias en la sociedad
actual es hoy plenamente reconocida. Este reconocimiento, unido a la creciente
preocupación por el fracaso en lograr que los alumnos adquieran conocimientos
científicos, ha conducido a proponer la introducción de la enseñanza de las
ciencias a edades más tempranas. Faltan, sin embargo, propuestas de currículos
sugerentes sobre todo para la enseñanza obligatoria, que contribuyan al
desarrollo de capacidades científicas y promuevan a la vez un afecto y un gusto
por su aprendizaje, sin distinción de sexos ni procedencias sociales.
Bien, está claro la importancia de la enseñanza de las ciencias en la sociedad actual.
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